AMANECÍ EN TUS BRAZOS
Amanecí en tus brazos
Amanecí por ti, tú el primero
en recibir la luz de la mañana
en los demás era de noche, todos
ciegos, dormidos, sólo tú velabas.
Aún estaban tus besos y mimos,
sobre mi piel tu piel, todavía los
sentía
tan ligero tú todo, que era como
si en vez de brazos me ciñeran alas.
Fuiste noche vacía de zozobras,
pródiga noche, noche iluminada,
fuiste marea, levantando tu cuerpo
en reincidencia de olas en mi playa
brisa adormecedora en la arboleda
caricia tibia, cíclica, en mi
espalda.
Amanecí por ti y me amaneciste
con reflejos de auroras en la cara;
abrí los ojos y encontré en los tuyos
mágicos sueños, inefable calma.
Tanto en mi espíritu has
fructificado,
de tal forma en mí mismo te dilatas,
que este amor integral, gas
expansivo,
por las grietas del alma se me
escapa.
Todos somos efímeros, pasamos,
nadie puede guardarnos para siempre
pero quedan miradas y sonrisas,
y besos quedan, todos indelebles.
Lo que se dio una vez, no se recobra;
lo que se recibió, no se devuelve.
Se hace parte integral de nuestra
vida,
rasgo de la persona hasta que muere.
Ilia Sabiduría Chile
Puerto Montt 05 10 2019