Alma Iluminada
Lentamente regreso, cautelosa,
a mi vieja sonrisa, la simiente
del gozo en gestación recién
plantada.
Huele a sándalo el aire, y temblorosa
mueve su fronda el olmo. De repente
siento el alma de nuevo iluminada.
Escucho, siempre escucho, y con
frecuencia
oigo palabras, ecos y sonidos
que me pasan de largo, sin dolencia,
lobo alzando en la noche sus
aullidos.
Pero sigo escuchando, y a la espera
y a la esperanza de una voz sensible
que no se haga en mi oído forastera,
aun siendo imperceptible a mis sentidos.
Me dijo que me amaba demasiado;
era una tromba azul, una borrasca,
un vendaval haciéndose tornado,
y el paisaje a su soplo era
hojarasca.
Y yo me dejé amar. Era violento,
mas sin herir, colmena y catarata,
fiera complicidad, un lobo hambriento,
que aún después de perdida me
arrebata.
Y todo mi cuerpo se estremece
Entregándome por completo a sus
brazos
A veces tierno otras muy brusco
Pero me siento muy segura cuando me
ama.
Ilia Sabiduría
Puerto Montt 16 de junio de 2019
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